HITMAN

miércoles, noviembre 30, 2011

La memoria histórica un asalto entre verdad parcial y el imaginario colectivo

Job Meneses Eternod
A raíz de varios comentarios de varios intelectuales en las redes sociales hemos empezado a encontrar el termino de la memoria histórica entre calificativos y descalificativos, de que quien no conoce su pasado está condenado a repetirlo, me he dado cuenta del fervor con el que se debaten la izquierda, el centro y por supuesto la derecha, como base dogmatica de su discurso de los últimos 12 años en México, por lo que tras un poco de lectura y comprensión, esta memoria histórica muchas veces tiende a ser parcializada porque proviene del imaginario colectivo, vemos como en otros países también tiene sus afectaciones sobre todo en los países hispano hablantes, España y el Franquismo, Argentina y el pinochetismo de Chile, Colombia, y por supuesto nuestro país, con un priismo maléfico, perpetuador de los escenarios más perversos y diabólicos, encarnación de no sé cuantos adjetivos.
Empero es necesario hacer un par de reflexiones sobre esta “Memoria Historica” o mezcla de realidad y ficción de su creador, el ser humano que conmina a escribir su propia visión de los hechos recientes, como decía mi abuela, en la sabiduría popular, “cada quien habla como le fue en la feria o màs aun todo depende de con que cristal se mira.
Por lo tanto hare algunas consideraciones al respecto de este tema; La memoria histórica es un concepto historiográfico de desarrollo relativamente reciente, que puede atribuirse en su formulación más común a Pierre Nora y que viene a designar el esfuerzo consciente de los grupos humanos por entroncar con su pasado, sea éste real o imaginado, valorándolo y tratándolo con especial respeto. Se entiende esto pero todo son ideas vagas. Desde los medios de comunicación se dan noticias sobre actividades y opiniones sesgadas de especialistas en diversas materias que dan una imagen distorsionada del tema. Casi todo se está viendo reducido a reivindicaciones nostálgicas y privadas de familiares y protagonistas de una época que no sólo se ha pretendido olvidar, sino que, en la actualidad, se trata de mostrar como algo histórico que nada tiene que ver con nuestro presente.
El intento de igualar a los muertos de ambas zonas, sin profundizar en las causas del conflicto, la situación política nacional e internacional, los principios y valores defendidos por unos y otros, etc., tan sólo sirve para arrojar más oscuridad sobre el asunto y, en vez de explicar, se confunde, todavía más, a la sociedad mexicana.
En lo cultural, los estudios rigurosos se entremezclan con libros redactados de forma oportunista y acercamientos científicos, inconexos y aislados de la sociedad civil, nos llevan a un tratamiento del tema que transforma la Memoria Histórica en objeto de museo alejado de la realidad social actual.
La Recuperación de la Memoria Histórica se ha transformado, en nuestra sociedad, para unos, en una reivindicación privada, para otros, en un gran negocio de venta de libros, un instrumento para dar satisfacción a una curiosidad científica e, incluso, en una forma de obtener votos.
Respecto a la Memoria Histórica no se ha sustanciado, salvo excepciones puntuales y localizadas territorialmente, en ninguna medida concreta, ni el homenaje a las víctimas, ha servido para que la situación se aclare. Y no es que pensemos que la Recuperación de la Memoria Histórica no debe tener un uso instrumental, sino que se hace necesario realizar un acercamiento al tema desde un punto de vista ideológico capaz de romper con la dinámica en la que ese uso instrumental se ha anclado en los valores individualistas y de mercado que el neoliberalismo ideológico propugna.
Debemos hablar, pues, de lo que es la Memoria Histórica y de su instrumentalización para fortalecer la democracia, como elemento de lucha contra la impunidad, como arma para la defensa de los derechos humanos y como elemento ideológico de construcción y vertebración de la sociedad.
Como se menciona en un principio “el pueblo que no conoce su historia no comprende su presente y, por lo tanto, no lo domina, por lo que son otros los que lo hacen por él”. Ese dominio se manifiesta en lo ideológico-cultural, en lo económico y en lo político. El desconocimiento provoca falta de comprensión sobre los procesos históricos que han dado como resultado nuestro presente, generando un profundo déficit democrático que se sustancia día a día en una sociedad despolitizada y poco participativa.
Vivimos una democracia de bajo nivel y una de las causas es que está asentada sobre el olvido.
Estamos construyendo nuestra historia como pueblo no con nuestro guión, sino con el de los que promovieron (y promueven) el olvido. No somos, realmente, dueños de nuestro presente, porque sólo conocemos nuestro pasado vagamente.
Si quisiéramos resumir el concepto “Recuperación de la Memoria Histórica”, en breves palabras, podríamos decir que es un movimiento socio-cultural, nacido en el seno de la sociedad civil, para divulgar, de forma rigurosa, la historia de la lucha contra el poder y sus protagonistas, con el objetivo de que se haga justicia y recuperar referentes para luchar por los derechos humanos, la libertad y la justicia social. Y cuando hablamos de justicia, hablamos de reconocimiento y reparación, en ningún caso de actitudes revanchistas.
Hay que hacer esta puntualización porque, en muchas ocasiones, se ha querido tildar a este movimiento de revanchista y no es lo mismo buscar la justicia y la verdad que la revancha. Además hay una necesidad de establecer la verdad histórica y, hasta ahora, tan sólo el bando vencedor tuvo acceso a los medios de difusión y el apoyo institucional necesario para acometer esta tarea. Sin embargo, esta definición tampoco profundiza demasiado en la cuestión. Se hace necesaria una mayor disección del asunto para que el lector pueda adentrarse en el tema y comprenderlo.
En un primer acercamiento, descubrimos que la memoria debe ser tratada desde todos los aspectos posibles. En ese primer acercamiento, distinguimos que confluyen aspectos humanos, aspectos culturales y aspectos políticos claramente perceptibles.
La atención exclusiva a los aspectos humanos no nos da la verdadera dimensión de la Recuperación de la Memoria Histórica. Si no avanzamos más, nos quedamos en una primera fase que sólo atiende reivindicaciones individuales o de colectivos aislados. Sin tratamiento desde el punto de vista cultural aún no estamos hablando de Memoria Histórica, sino de memoria privada y de cuestiones exclusivamente humanitarias.
Sumando los aspectos humanos y los culturales, empezamos a tener parte del rompecabezas de la Memoria Histórica. El problema comienza cuando la investigación histórica determina que el tema tratado es, también, profundamente político. Hablamos de una lucha profundamente ideológica, de persecuciones políticas.
En lo social, hablamos de fortalecer los valores democráticos, de libertad, de justicia social, de articulación y vertebración de la sociedad civil alrededor de estas actividades. Se trataría de dar cohesión al pueblo usando como crisol la exaltación de esos valores.
La suma de todos estos elementos, en los que hay que seguir profundizando, da como resultado el que la Memoria Histórica sea algo más que la búsqueda de un familiar desaparecido, el logro de una pensión para un expreso político, la publicación de un libro, la excavación arqueológica de una fosa común. Sólo la suma de todos estos elementos nos da su verdadera dimensión.
Pero además hay que confrontarla con la realidad actual, según rezaba un viejo aforismo espartano “paria somos lo que fuiste, serás lo que somos”. Ya que la memoria histórica trata también de recordar no sólo la visión de los vencedores sino también de los vencidos, su sentido de construcción de un presente, las decisiones del gobernante en turno con todo su anecdotario, imaginario y también su parte mítica.
Esto nos hace pensar en México en esta Revolución inconclusa, en este Estado Méxicano incipiente que se blindo ante la impericia de sus últimos gobernantes, no sólo se trata de culpar o exculpar, se debe tratar de construir, desde nuestra apolítica sociedad llena de discursos huecos y acusatorios entre las altas cúpulas de todos los colores.
Del adueñarse de los hombres y nombres históricos, desde Moctezuma a Lula como si fueran redentores como Lázaro Cárdenas, Simón Bolivar, Zapata o Villa todos juzgados por la historia, misma construida desde el poder. El confrontar sus anecdotarios no construye verdades, si bien es cierto que ya no queremos gobiernos anquilosados desde el presidencialismo, pero tampoco gobiernos y funcionarios de utilería que no entiendan los procesos sociales que mediante guerras intestinas sean cuestionados internacionalmente, porque no ven ni oyen.
Si bien no se niegan los hechos, tampoco podemos dejarlos como banderas sepulcrales de nuestro futuro, ese lo demos construir con sociedades màs politizadas, con políticos ciudadanizados y como dice un amigo con funcionarios que funcionen.
No demos caer en el juego electorero de la historia reciente sino construir desde nuestro pasado remoto los símbolos de nuestra paria de lo que somos para ir de plano a donde queremos ir, sin tranchetes y antorchas lapidarias como hordas enfurecidas. Debemos por tanto desacralizar a los Salinas, a los Càrdenas, a los Gómez Morín pasando por tantos y tantos nombres como su propia memoria le permita recordar
Esto es la Memoria histórica un todo humanidad, política, sociedad, y mercadotecnia, o ¿apoco usted creyó que iban a cambiar el país con solo decirlo en 15 minutos o con una guerra que nos tiene endeudados y fracturados?
objetivo Unknown a las 11:34 a.m. 0 comments

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