HITMAN

martes, noviembre 27, 2012

Hay abuela, sé que te choca que te diga así, ya sé… ya sé… “Mamá Tinita” como te extraño, ese andar vigoroso por el centro de la ciudad, de un lado para otro, con el trajín de los días, con tu olor a crema de la campana, según tú; mi vieja, para verte más blanca. No sé porque te traigo en la mente, tal vez esa vieja foto que con tanto cariño, ve todos los días mi Papá cuando trabaja, o cuando menos cuando pasa los días frente a la computadora, mascullando contra Elba (hey niño que tendrás en la cabeza comentabas) ¡¡¡ hay abuela no sé¡¡¡. Pero hace ya un par de días que me siento inquieto, raro, y no porque las cosas estén mal, más bien van funcionando poco a poco y se van resolviendo las cotidianas broncas, en las que uno se mete por querer hacerse el listo. Estos días no sé cómo lavarme por dentro, como si algo me quemara en lo más profundo de mi ser, mecay que hecho de todo… desde una soberbia peda (que hizo más daño que ayudar) hasta la soledad de mi cama. Cierro los ojos y te veo, viejita con tú sombrero de palma echando jicarazos por doquier. Lo cierto es que no sé porque estoy inquieto, lo cierto es que así soy, pero ahora es rarísimo ¿será el fin del mundo?, o de ¿mi mundo?, mi teléfono baja de intensidad a cada día que pasa, como que la gente me ha arrancado de sus agendas y tal vez de sus vidas. Mi cabeza da requetevueltasmariadoras, mis seres queridos me ven bien y tal vez eso me asusta, ¿estoy hecho para estar bien?, ¿aguanto, ser maduro? Chingado no lo sé, neta mi cabeza me estalla, mi cuerpo tiene frio, y estoy lleno de desánimo. -es mal de ojo mascullarías-, chale -es mal de todo-, no puedo estar sentado, no quiero estar parado; es depresión abuela - así se le llama-, porque bueno, es un poco preguntarle a alguien recién llegado que sí ¿ya llego?, pero uno llega, con un chingo de fantasmas, recuerdos y diablitos de petate,- yo ya no traigo demonios y eso “Tinita” es un verdadero logro-. Cuando menos eso creo, ya los hice juditas de petate, la bronca es que no los he quemado en semana santa y entonces son un chingo y se multiplican, con sus cuernitos de cartón, sus rojos colores que resaltan barnizados por el Resistol blanco y sus lenguas viperinas, esas que por un lado dicen una cosa y luego dicen otra. ¡Ah! pero también están mis ángeles, esos sí, muy atisbaditos, con sus cachetitos brillosos, todos blanquitos. Asi-ca-la di-tos, con sus rayillitos dorados, que de mecate, traen por bucles. El problema Abuela, es que me lavo como pimpón con agüita y con jabón y me peino así así, pero no me siento mejor y tal vez no tenga ganas de hacerlo… la verdad es que al final se siente bonito que te apapachen y tú te cosas en la salmuera de los regocijos… como rico es ese saladito de la piel y de los labios cuando te reconfortan, que rico sabe esa piel, cuando con cada poro te quiere sentir, cuando sientes que tus labios se deslizan, y sientes ese sabor a compasión, amor y tal vez a melancolía. El problema Abuela, es que todo está por fuera muy bien y por dentro no sé cómo, es decir no se ni como decirte abuela, no sé cómo explicarte con la sencillez de las palabras, como me siento, bien es seguro que no bien, pero mal – mal, lo que decimos mal tampoco, Estoy como en un limbo, me siento como en uno de esos caleidoscopios que me comprabas de chiquito en la plaza de los lunes o como con aquel globo azul, estúpido viendolofijamente como si de verlo volar me hiciera más grande o más fuerte, con mis pantaloncitos cortos, mis calcetas y mi peto muy mono y mi pelo dicen por ahí de baba, jaja como me ha hecho reír eso, pero si, más lacio que los flecos del ayate de la guadalupana. Siempre “Tinita” con tu experiencia, al observarme, me veías por ningún lado, siempre quisiste destaparme el coco para ver qué tipo de engranaje andaba por ahí, o si de casualidad te encontrabas el pasador perdido, pero no nunca apareció. Aunque solo tal vez, se clavó ahí y de cuando en cuando, algunas veces quiere regresar a ti, como horqueta mágica, que busca agua, porque oro ni madres… y entonces como tu decías, habrá cosas que no me pueda explicar, ¿por qué a veces los símbolos y los signos son tan claros ante mis ojos? Y otras como estos días, no ato ni el símbolo de la cruz o es porque veo el símbolo de los tiempos y no lo entiendo. A veces abuela Tinita, viejita; siento el paso de tu espíritu chaman, el de esa buena bruja que me quiso y dio su paciencia y me dejo generalmente con mis manos ardiendo, como símbolo que amamos de más en muchas ocasiones, nos angustia el mundo, nos angustia el hambre, pero nos angustia la soledad, ese es el veneno del mago. Hoy en muchos años, mis manos están frías y me asusta, no me gusta porque dentro de mi, siento frio, sabes que siempre odie las premoniciones, me inquietan, no estoy en paz, hoy son excesivamente fuertes Abuela, no me gustan, no me gustan cuando no las entiendo, no me gustan cuando no puedo hilarlas con nada, no me gustan mis manos frías Tinita, no me gustan. Abuela quiero unos totopos, un chocolate, quiero prenderme fuego, quiero un churro del Moro, quiero mi Sidral Mundet. Tinita dile no, que no ahora, que estoy debajo de la cama, que ya saldré pero no ahora, tal vez mañana que traigas un ojo de venado, que si es mal de ojo y no estoy deprimido, que no traigo cerillos. Tinita que sólo estoy contigo, que ya me estás haciendo mi té, que no me dejas solo, que se valla tranquilo, que mis manos ya se calentaran. En fin Tinita, aquí me amarro, deja ya en paz tú pasador; ya entenderé, ya entenderé ya mi respiración es tranquila. Gracias Abuela
objetivo Unknown a las 12:55 p.m.

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